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Gran canal de Nicaragua es un proyecto clave para la política expansionista de China

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La estratégica obra, que abarcaría 270 kilómetros y competiría con el canal de Panamá, no solo tiene una gran importancia económica para la limitada economía nicaragüense sino para los intereses geopolíticos de China en Latinoamérica.

El pasado 8 de mayo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega ordenó a la Asamblea Nacional, que opera bajo su control, cancelar la concesión del proyecto más importante promocionado por su régimen, el Gran Canal Interoceánico que había sido entregado hace 10 años a un empresario de Hong Kong.

Ortega pidió reformar la Ley 840, aprobada en 2013, que estableció una concesión por 50 años entregada en 2013 a la empresa china HK Nicaragua Canal Development Investment Co., propiedad del empresario chino de Hong Kong, Wang Jing, quien no pudo poner en marcha el soñado proyecto de Ortega y atraer a otros inversionistas que se unieran al proyecto, dada la crisis que han sufrido sus empresas y la pérdida de su patrimonio económico que se estima en 80%.

La empresa de Jing, Xinwei Group, fue declarada en quiebra, después de tres años de su suspensión en 2021 en la Bolsa de Valores de Shangai, al descubrirse una estafa de 31 mil millones de dólares y deudas aún por determinar, según reportes de medios internacionales. De acuerdo a un reporte del diario La Prensa de Nicaragua, al empresario, aliado de Ortega, se le señala de haber estafado a miles de inversionistas y ha desaparecido de la vida pública.

Ahora el proyecto, que sigue siendo un objetivo de primera importancia para Ortega y el gobierno de China, pasó a manos exclusivas del Estado y lo más probable es que se establezca en corto plazo un nuevo acuerdo directamente entre ambas naciones ya que Ortega ha profundizado una estrecha alianza con Xi Jinping.

El megaproyecto ha sido considerado como lo que sería una de las obras mundiales más grandes de la actualidad y un mecanismo que, además de su importancia geopolítica, podría significar la superación de la pobreza que afecta al país ya que aportaría una importantísima fuente de ingresos que colocaría a Nicaragua en un estatus superior en el ranking latinoamericano.

Nicaragua ocupa el puesto 17 entre 20 países de América Latina en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, al cierre de 2023; mientras que su rival, Panamá, que sería su gran competidor en el tráfico y comercio de grandes buques, ocupa el puesto número cuatro; gracias, entre otros factores, al canal y la estabilidad que han mantenido sus instituciones democráticas. Los estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestran que Panamá fue el país que obtuvo mayor crecimiento en la región en 2023 con un Producto Interno Bruto (PIB) con 6,1%. Nicaragua logró un crecimiento de 4,3% gracias a los aportes generados por la inversión extranjera, especialmente de China y de las remesas que alcanzaron 20,6% del PIB, respectivamente, según los datos del Banco Mundial

El canal proyectado por Ortega tenía un costo estimado de 50.000 millones de dólares. Abarca una extensión de 278 kilómetros desde las costas del Caribe hasta las del Pacífico y entre 230 y 250 metros de ancho y 30 metros profundidad. Esas dimensiones son tres veces las del canal de Panamá. También utilizaría el paso por el Gran Lago de Nicaragua (Cocibolca) de una extensión de 8.264 kilómetros cuadrados hasta llegar al océano Pacífico.

La construcción del Canal Interoceánico anunciado por el gobierno de Ortega en 2013 generó grandes expectativas con la promesa de duplicar el PIB, generación de 50 mil empleos directos y 200 mil indirectos según sus proyectistas. Pero al mismo tiempo provocó resistencia y protestas de pobladores de las zonas, habitadas principalmente por campesinos y pequeños productores, porque afectaría amplias zonas agrícolas y ganaderas, lo que generó el descontento por la amenaza de que algunas parcelas serían expropiadas para el paso del canal. Igualmente produjo resistencia de sectores ambientalistas y organizaciones civiles por las zonas que serían afectadas, incluyendo el Gran Lago de Nicaragua.

Para el gobierno de Ortega este megaproyecto sería una competencia importante frente al Canal de Panamá por el aumento del comercio marítimo mundial. El tránsito estimado por sus proyectistas estaría en alrededor de 5 mil buques con diferentes productos. De allí la importancia estratégica y geopolítica no solo para el gobierno de Nicaragua sino para sus aliados chinos quienes han realizado importantes acuerdos con el gobierno de Ortega en inversiones en sistemas de transporte, carreteras, sistemas ferroviarios e infraestructura. Nicaragua se ha convertido en uno de los principales socios de China en sus proyectos globales de aumentar su influencia en América Latina.

El canal de Panamá

El canal de Panamá ha sido la principal fuente de ingresos para la economía panameña. Al cierre de 2023 aportó más de 2.500 millones de dólares a la economía del país, a pesar de la sequía sufrida en la región. Es una vía de 82 kilómetros de largo que conecta los océanos Atlántico y Pacífico con un tránsito de 3% del comercio marítimo mundial y conecta a unos 170 países en el mundo.

Pero Panamá no se ha quedado estancada con lo logrado. Ya están en marcha proyectos para la ampliación del canal, de acuerdo a las nuevas necesidades lo que permitirá que buques con mayores cargas de contenedores a los 12 mil TEU (Twenty-foot Equivalent Unit) puedan transitar. Las autoridades del país esperan que esta ampliación aumente significativamente los aportes al Estado con esa inversión. El proyecto debería estar operativo para 2025.

Desde su construcción en 1914, además del beneficio económico y lo que significó para el comercio del transporte marítimo mundial y en especial para el impulso del comercio y las empresas de la región, para Estados Unidos fue un punto clave en los intereses geopolíticos y mayor consolidación del poder militar en la región.

Para Panamá hoy en día 80% de la producción nacional se origina en la zona del canal y esa región concentra cerca de 60% de su población.

El canal ha sido un punto de crecimiento para la economía panameña a partir de la cual se ha desarrollado todo un sistema interconectado a la Zona Libre de Colón con el sistema de puertos, ferrocarriles. A esto se agrega el sistema financiero que se ha convertido en uno de los más utilizados en la región por las facilidades de los inversionistas, quienes huyen de la inestabilidad política y económica de sus países y de los “infiernos fiscales” que no encuentran en Panamá. Todo ello aporta un gran porcentaje al PIB del país.

La economía, el canal y la política

Estados Unidos transfirió el canal de Panamá a los panameños, el 31 de diciembre de 1999. Desde entonces, a pesar de los beneficios que ha significado la gestión directa del canal y cierta estabilidad política y económica, no ha logrado del todo satisfacer las demandas de la población por mejores condiciones de vida, debido a los conflictos políticos y denuncias de corrupción.

A pesar del alto crecimiento obtenido, en comparación con otros países de mayor desempeño económico e industrial de Latinoamérica, Panamá sufrió masivas protestas en 2023 con demandas en los terrenos económico y político, denuncias de corrupción en altas figuras gubernamentales y la crisis que generó el proceso contra el expresidente Ricardo Martinellí (2009-2014), quien fue inhabilitado como candidato presidencial, sentenciado por un caso de corrupción y terminó refugiado en la Embajada de Nicaragua.

Sin embargo el electorado favoreció al candidato sustituto de Martinelli, José Raúl Mulino, quien se apoyó en el buen desempeño económico del expresidente y la oferta de creación de nuevos empleos; una demanda histórica de la población desde que les fuera entregado la gestión del canal.

China y Latinoamérica

Lo que ocurra con el proyecto del Gran Canal Intercontinental tendrá una repercusión económica y geopolítica, no solo en la región sino en el resto del mundo occidental.

Latinoamérica se ha convertido en la región clave para el camino hegemónico en la economía mundial que busca el gobierno de China por ser un importante proveedor de recursos naturales y un territorio que forma parte del área de influencia de Estados Unidos, su principal adversario en las áreas económica y militar.

De allí que China se ha enfocado en favorecer a gobiernos de izquierda y autocráticos que suelen oponerse a las políticas e intereses de Estados Unidos y occidente como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, con quienes ha estrechado fuertes vínculos y establecido proyectos e inversiones.

Uno de los mecanismos establecidos por China ha sido la creación de la iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative, BRI) una estrategia de desarrollo de infraestructura global y cooperación internacional impulsada desde 2013 por China y es considerada clave en la política exterior del gobierno de Xi Jinping que favorece las inversiones y el libre comercio entre naciones aliadas, con el fin de crear un orden en las relaciones con países de occidente. Uno de los aspectos que contempla ese mecanismo de ejecutar proyectos a lo largo de sus corredores económicos y rutas marítimas, con el foco en mejorar la conectividad entre Europa y Asia, abierta a todos aquellos países del globo que deseen integrarla. De allí que ese proyecto del canal en Nicaragua, manejado por China, sería un mecanismo fundamental en su expansión geopolítica.

En Latinoamérica 22 países se han incorporado al BRI. Panamá fue el primer país latinoamericano que se incorporó y después se han ido sumando Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Perú, Argentina, República Dominicana, entre otros.

Frente al conflicto que mantiene China por apoderarse de Taiwán, el gobierno de Ortega ha ratificado su apoyo al gobierno de China y respaldado sus planes frente a un conflicto que pudiera devenir en una invasión armada.

China y Nicaragua reanudaron relaciones diplomáticas en diciembre de 2021 después de que el país centroamericano cortara los lazos oficiales que mantenía con Taiwán, territorio cuya soberanía reclama Pekín. Ortega, en el poder desde 2007, mantuvo relaciones con Taiwán durante 13 años y 11 meses.

A través de un comunicado de la Cancillería de Nicaragua, el gobierno de Ortega expresó su pleno respaldo a la República Popular China, al Partido Comunista de China, a su posición sobre Taiwán, señalando que: “El Gobierno de la República Popular China es el único Gobierno legítimo que representa a toda China, y Taiwán, una provincia de la República Popular China, forma parte inalienable del territorio chino”, según información difundida por la agencia EFE.

Lo que ocurra con ese megaproyecto del Gran Canal tendrá un efecto directo en las relaciones políticas y económicas con Estados Unidos y podría cambiar los equilibrios de poderes entre las democracias occidentales y el eje asiático.