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El mito de los “paraísos fiscales” y las grandes fortunas del planeta

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Espionaje en Venezuela

Si se suman los más sonados paraísos fiscales apenas contabilizan 0,23% del total de los depósitos internacionales, es decir que 99,4% están muy lejos de los llamados paraísos fiscales, la mayoría de las grandes fortunas no cruzan la frontera de sus países y ni siquiera salen del piso del banco en Nueva York, Londres o Frankfurt, advierte un estudio del experto en derecho financiero internacional, Maximiliano Camino Beran.

Latinoamérica ha sido sacudida en estos últimos años por dos escándalos sin precedentes: el caso de la empresa constructora Odebrecht de Brasil (Lava Jato) y el de Mossak Fonseca. Una filtración de documentos que se conoció como “Los papeles de Panamá”, un despacho de abogados considerado como uno de los cinco mayores registradores mundiales de sociedades “offshore”.

Ambas corporaciones fueron juzgadas y condenadas, primero en la opinión pública mundial y luego en los tribunales. Odebrecht intentó abrirse un espacio en el mercado internacional a través de sobornos y comisiones, tal como lo han hecho desde hace muchos años sus competidores del primer mundo mientras que Mossak Fonseca afrontó una condena mediática sin precedentes luego que un “hackers”, cuya identidad aún se desconoce, irrumpió en los archivos privados de la corporación y puso al descubierto más de 11 millones de documentos internos del despacho de abogados.

La extensa base de datos fue entregada al medio de comunicación alemán Süddeustche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), quienes reunieron un equipo de unos 370 periodistas de más de 100 medios de comunicación de 76 países quienes durante un año escrutaron esos documentos poniendo a la luz pública transacciones financieras de no menos 40 años de la firma asentada en Panamá.

Esta corporación con más de 40 años de trabajo fue juzgada a partir de las noticias que reflejaron los medios internacionales pero tras las historias de fortunas supuestamente “ocultas” de importantes políticos, jefes de Estado, empresas y figuras del mundo, poco se habló del rol del origen de los fondos provenientes de la banca internacional asentada en países del primer mundo. La razón de ser de los llamados “paraísos fiscales”; y la realidad de que la mayoría de esas grandes fortunas estaban planamente identificadas en múltiples cuentas bancarias de acuerdo con las leyes internacionales en sus países de origen.

Un especialista en materia de legislación financiera internacional, Maximiliano Camino Beran y presidente de la firma Camber Finances, especializada en “sociedades off shore” realizó un amplio estudio sobre: “Paraísos Fiscales y su incidencia en los mercados globales” que están contenidos en dos libros que estarán disponibles en Amazon en donde aborda la otra cara de estos escándalos que ponen a Latinoamérica como el territorio de la corrupción dejando de lado el complejo mecanismo del movimiento de los grandes capitales que en realidad son manejados por un complejo entramado que controla un pequeño número de países y grandes corporaciones en donde los llamados paraísos fiscales ubicados en Latinoamérica son una insignificante fracción de ese complejo mundo del dinero.

Camino considera que el término “Los papeles de Panamá” fue en sí, un error porque salvo la nacionalidad de los dueños de la empresa, no hay mucho de panameño en sus operaciones y el dinero no está ni estuvo jamás en Panamá, sino en las jurisdicciones europeas y los Estados Unidos. En contraste, en las filtraciones de Suiza, el dinero estaba en sus bancos igual que el caso de Luxemburgo. Pero, en el caso panameño, el dinero estaba en Islas Caimán, Luxemburgo, Hong Kong o Suiza.

En el estudio de Camino destaca los constantes ataques que se generan en contra del centro financiero panameño, que la Unión Europea califica de poco cooperante a ese país, sobre lo cual afirma “por algo que ni el país ni sus instituciones financieras hicieron”.

La empresa de abogados Mossack Fonseca es una de las tantas empresas especializadas que compone el llamado “círculo mágico” de las offshore en el mundo y la mayoría de sus clientes provienen de las oficinas de Londres, París, Hong Kong o de Luxemburgo, sin contar las tres oficinas de Estados Unidos o las más de diez en el resto de Europa donde los grandes bancos refieren a sus clientes.

Como lo describe el libro, si el Emir de Qatar usó los servicios de la compañía, no es porque viajó a Panamá en su jet privado, abrió la compañía y depositó los fondos en un banco de la avenida Nicanor de Obarrio porque allí es menor la presión fiscal. Lo que ocurrió es que un gran banco, le creó un grupo de empresas instrumentales, apelando no solo a Mossak Fonseca, sino al resto de gigantes offshore.

Entonces, ¿por qué llamarlos “papeles de Panamá” si dos tercios de las empresas offshore de Mossak Fonseca, están en la jurisdicción de los paraísos fiscales regulados por el Reino Unido?

La realidad es que 80% de las compañías identificadas no son panameñas y el 85% de las jurisdicciones de todo lo ocurrido tampoco tienen algo que ver con el país. De hecho, casi todos los clientes son extranjeros y el 100% de las referencias de clientes y sus fondos provienen de grandes bancos europeos y estadounidenses. En total, fueron 500 bancos, ninguno de estos panameños, los que solicitaron los servicios de la compañía para crear más de quince mil cuentas a nombre de sus clientes.

Camino advierte que nada de eso se expuso en las publicaciones porque existe un doble discurso: “Panamá y sus papeles, son responsabilizados de que el dictador sirio Al Asad o el mismísimo Muhammad Gadafi ocultaran su dinero mal habido. “Estoy seguro de que ni siquiera podrían ubicar a Panamá en un mapa porque abrieron sus cuentas, a través de los círculos mágicos y los bancos londinenses en los que tenían su dinero y que nadie ataca, como a Panamá y al resto de Latinoamérica cuando ocurre un suceso, que es muy común en otras jurisdicciones”.

Como ejemplo destaca que cuando el gobierno de Suiza congeló los bienes de Gadafi y su familia: ¿Acaso no estaban a su nombre en los grandes bancos? ¿En algún momento el propio Gadafi, su esposa e hijos llegaron a tener siete mil millones de dólares de patrimonio, solo en ese país? ¿En qué bancos se encontraban depositados los tres mil millones de libras de Gadafi y su familia antes de que el gobierno de Reino Unido incautara el dinero?

Otro ejemplo que destaca es el caso de los quinientos millones de dólares congelados del dictador nigeriano Sani Abacha en Nueva York o el portafolio de propiedades e inversiones de los dictadores africanos en París.

Por eso el caso del hackeo a Mossak Fonseca, como debería ser conocido, debió poner en sobre aviso a Panamá y a otros países latinoamericanos, porque no había nadie desconocido en esos papeles, pero es el nombre de todo un país el que se señaló como el culpable. La inmensa mayoría de los clientes, simplemente tenían estructuras para minimizar el impacto de los infiernos fiscales en que se habían convertido los países en los que vivían, señala Camino en su libro.

El estudio resalta que la operación Lava Jato encontró que el conglomerado Odebrecht había financiado campañas políticas e invertido más de trescientos millones de dólares en sobornos a funcionarios públicos de muchos países de Latinoamérica. Pero de igual manera se pregunta: ¿Acaso esa no es la práctica común de los conglomerados estadounidenses y europeos? Odebrecht aplicó la fórmula del soborno como una vía para competir con grandes corporaciones del primer mundo.

“La única diferencia es que el escándalo en los Estados Unidos no pasa de un acuerdo con las autoridades y la corporación. Una simple multa, mientras en Latinoamérica se detiene, enjuicia y pena a veinte años a los dueños de otra que hizo exactamente lo mismo”.

Como ejemplo señala el estudio que basta ver los gigantescos casos de sobornos que lleva a cabo la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos (SEC) y cómo todas las corporaciones que han hecho lo mismo que Odebrecht han salido airosas y sin una mancha legal. La primera cabeza del escándalo Halliburton pagó 75.000 dólares de multa y el ex vicepresidente Dick Cheney de los Estados Unidos, durante la presidencia de George W. Bush, señalado como el responsable por el gobierno que recibió los sobornos, salió airoso sin culpas de ninguna naturaleza.

“Este doble estándar, en el que se culpa a los países latinoamericanos por ser “poco cooperativos” y se les expone al escarnio mundial, tachándolos de corruptos, mientras en realidad lo poco cooperativo es que se multe con unos pocos miles de dólares y una palmada en el hombro a los responsables de la corrupción, es lo que hace muy difícil el progreso de los mercados emergentes”, afirma el estudio sobre paraísos fiscales.

¿Cómo puede competir el sistema financiero panameño, si es una práctica común que los gigantescos bancos contraten a los hijos de los políticos como asesores, o pagan sobornos en Asia, mientras la banca latinoamericana trata de ganar un contrato de buena fe?

¿Dónde están las fortunas?

El estudio señala que la realidad en el mundo financiero global es que si se reúnen los más sonados paraísos fiscales apenas contabilizan 0,23% del total de los depósitos internacionales, es decir que 99,4% están muy lejos de los llamados paraísos fiscales.

¿Por qué entonces se dice que hay tanto dinero en los paraísos fiscales si en sus bancos no está ese dinero? Básicamente porque las posiciones “cross border” en realidad no cruzan las fronteras de sus países y en muchas ocasiones ni siquiera salen del piso del banco en Nueva York, Londres o Frankfurt.

Camino Beran explica que 99,9% de los dólares de Islas Caimán se encuentra depositado en Nueva York, supervisado por la Reserva Federal y los organismos de inteligencia financiera. Es decir, hay seis veces más dinero de Caimán en un solo banco de inversión como Goldman Sachs, que en todos los bancos de esa isla. Y estos fondos han sido debidamente reportados al Consejo Federal de Examen de Instituciones Financieras (FFIEC), se encuentran contabilizados en sus balances, debidamente registrados ante el IRS y la RF. Como en los balances y estados financieros de su beneficiario final.

Por otra parte, y como bien explica la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) solo las ganancias por tráfico de determinadas drogas en Estados Unidos y Europa alcanzaron los 56 billones de dólares en 2016, mientras que podrían superar los cien mil millones a nivel global y el mercado total de los capitales ilegales, lavados a través de los bancos, se estima en 1,6 trillones de dólares.

Suponiendo que en los paraísos fiscales del planeta se oculte una porción importante de estos fondos ¿Quién maneja el otro 99,5% del dinero en los mal llamados Paraísos?

Camino Beran afirma que es por lo tanto evidente, solo en términos de la cuantía, que ese dinero, o al menos el 99% de este, solo puede estar en Europa, países de América Latina y el Caribe y Estados Unidos. Pero la inmensa mayoría sigue pensando en la palmera, la playa paradisiaca o en el estereotipo del funcionario panameño con guayabera y lentes oscuros en 1970.

Odebrecht y Fonseca

El estudio refiere que el caso Odebrecht es un juego infantil en comparación a lo ocurrido en Estados Unidos, Inglaterra o Europa en materia de corrupción de oficiales en el extranjero. Pero a diferencia de Latinoamérica, ellos lo juzgan en el terreno civil a partir de la importancia y protección de sus corporaciones y así usan conceptos como "Pagos Impropios a oficiales" de otros países y usualmente todo termina en una multa risible, en comparación a sus ganancias, así como los culpables también evaden el juicio, comúnmente a partir de pagar unos pocos miles de dólares.

Que Odebrecht fue descubierta haciéndolo, procesada y enjuiciada es lo que debe pasar señala el autor del estudio, pero considera que los latinoamericanos debemos hacer lo mismo que los estadounidenses, franceses, chinos o británicos, que es proteger a nuestras corporaciones, aplicándoles una multa basada en la reciprocidad económica de las naciones, el mismo monto que aplican en todos los países y con la misma fórmula.

Reitera que el drama para Latinoamérica es que Odebrecht tendrá que cerrar sus puertas para reestructurarse en una o varias compañías distintas, mientras Mossak Fonseca cerrará luego de pasar por la cárcel algunos de sus directivos importantes.

¿Qué ocurrirá con el resto de las empresas transnacionales internacionales? Simple, serán premiadas luego de pagar una multa insignificante, que usualmente está prevista en su plan operativo anual y presupuesto, perdiendo Latinoamérica a dos gigantes, sumamente necesarios para competir.

Camino Beran advierte que el verdadero problema es que Latinoamérica no comprende que necesita grandes bancos, grandes corporaciones y compañías especializadas como Mossak Fonseca. Explica la importancia de este tipo de empresas por lo complejo que hasta tarda décadas componer un sistema operativo especializado que permita tener presencia legal en las 80 jurisdicciones que componen el círculo de vehículos financieros de la globalización financiera. “Nuestras corporaciones deben crecer y ser gigantes, porque si no, los gigantes transnacionales nunca van a permitir nuestro crecimiento económico. Necesitamos bancos grandes para no depender de los banqueros extranjeros y es un sistema altamente importante para nuestras economías”, afirma.

Pero la batalla para evitar la competencia latinoamericana y más aún, la creación de centros financieros autónomos es un hecho. Cada vez que Panamá intenta pasar a las ligas medianas a juicio de Camino Beran es atacada con una ferocidad sin precedentes. Y eso es lo más difícil lamenta “hacer que nuestros políticos, legisladores y funcionarios comprendan la importancia de las estructuras internacionales financieras y a operar o competir en igualdad de condiciones que los gigantes transnacionales”.