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EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ - El Metaverso y el Sexto Continente, una rápida reflexión
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- Luis Rivases
Es mucho más importante comprender el Metaverso de Neil Stephenson a partir de la psicología de sus personajes en el mundo alternativo, en el que se mezclan los juegos y ciberpersonalidades. Pero, sobre todo, el impacto en la posibilidad de no tener barreras lingüísticas, edad o las ciudadanías al alcance de quien le interese una y en especial, ser distinto a quien uno es en la vida real.
En “Snow Crash” todos viven en un solo Continente llamado Metaverso.
Por eso lo importante, lo que queda cuando leemos “Snow Crash”, es común en todo buen libro o un cliché cinematográfico, que las personas tienen una nueva oportunidad para ser distintos y tener aventuras, pero más aún el efecto del Nuevo Mundo y en el caso del metaverso es que se trata de una de las pocas veces en la historia de la humanidad que se torna posible para muchos, el hecho de poder cambiar su vida y ser exitosos o al menos ganarse la vida de manera distinta.
A los efectos, es equiparable a descubrir un nuevo continente como en 1492, que era mucho más grande que el anterior, igual que las oportunidades. Como en el caso de los españoles que, de ser simples marineros o segundones sin futuro, recibieron extensas tierras y títulos nobiliarios. O incluso como en el “Mayflower” y los primeros peregrinos, en el que John Carver, un simple clérigo se convirtió en el primer gobernador en el Nuevo Mundo, igual que el famoso William Bradford quien hasta los 21 años había sido pobre o personas que tenían la profesión de toneleros o jornaleros en los barcos, pudieron terminar como hombres importantes y proveer a su familia de una vida que habría sido imposible en Inglaterra. Ese es el metaverso que permite ya hoy masivamente esas nuevas oportunidades y nuevas vidas.
La etapa previa o proto metaverso permite hoy casos como el de Abbe Borg que con 79 años de edad es el campeón de más edad en el torneo de Counter-Strike, con sus dos ciberpersonalidades (DieHardBirdie o Abbe Drakborg) y no solo él, ya que hay muchas personas de su edad en los torneos que cuentan con patrocinantes en Alemania o Inglaterra ganándoles a los adolescentes en un juego de combate. La transgresión de barreras y la conjunción de tecnología en el metaverso permiten que una joven india de 106 años pudiera convertirse en una sensación de YouTube con sus recetas de cocina y tener más de un millón de subscriptores o que otra joven desconocida de 85 años se convirtiera en una influencer con cerca de cuatro millones de seguidores usando la ciberpersonalidad de Baddie Winkle .
El mundo que se abre frente a nuestros ojos en el metaverso, no tiene comparación en el nivel de oportunidades por la confluencia de tecnologías y recursos. De acuerdo a Hyperauditor y luego de haber entrevistado a poco menos de dos mil influencers, los catalogó en microinfluencers (1k-10k) capaces de ganar 17 mil dólares al año, influencers (10k-1M) con un promedio de 36 mil dólares y los megainfluencers capaces de ganar 185 mil dólares anuales. En el tope de la cadena están los que logran millones de dólares, pero es obvio que el nivel de nuevas oportunidades es increíble.
Y como le ocurrió a Hiro, el protagonista de “Snow Crash” que en la vida real repartía pizzas, Tyler Blevins no era más diferente que cualquier adolescente trabajando en un restaurant de comida rápida de fideos, sopas y ensaladas, antes de que su ciberpersonalidad lo convirtiera en el mítico “Ninja” y se hiciera millonario matando alienígenas y salvando al mundo. Pues ya vivimos en ese mundo; pero en vez de usar tarjetas de crédito, la nueva tecnología de blockchain permite criptomonedas de intercambio en ese nuevo universo y como hay gente buena, también las hay malas.
De acuerdo a la firma de inteligencia de mercado Evans Data, para el año 2010 había 19 millones de desarrolladores y programadores, mientras que para 2024 existirán cerca de 29 millones. Para darnos una idea ese número de personas dedicadas a la programación es más grande que los habitantes de toda Australia y la mayoría de los países, tan grande como Holanda y Bélgica sumados. Si como en cualquier país, la abrumadora minoría, equivalente a un 2,5%, se fuera por mal camino como criminal reincidente, tendríamos un ejército de 580 mil soldados al servicio de los malos y se convertiría en el séptimo ejército del planeta, tan grande como la suma de los ejércitos de Alemania, Francia e Inglaterra.
De allí que como en el descubrimiento de América existan también los mismos riesgos y peligros o quizás más. El sexto continente digital trae en sí distintas amenazas, enfermedades, virus, ponzoñas y mucho más aún, la ambición, avaricia, mezquindad y ruindad de muchos que emprendan el camino hacia ese nuevo mundo. De allí que la tercera guerra mundial por ese territorio de información comenzará con el transcurrir de este siglo y emergerán las nuevas superpotencias ganadoras.
A esto hay que añadir, que una parte importante de estos programadores se encuentra en China, Rusia, Europa del Este o Latinoamérica donde las leyes extraterritoriales no aplican; la piratería informática fuera de su territorio no es delito y la autoridad sobre estos es mínima o incluso en no pocos casos, son premiados por los Estados o trabajan en colaboración con estos.
De hecho, pregúntese, si un hacker de Wisconsin o Delaware penetra al ministerio de Defensa ruso, o a sus empresas de desarrollo de misiles hipersónicos y se roba los planos: ¿El FBI derribaría su puerta para meterlo en la cárcel? Si otro en París o Madrid penetra las corporaciones de defensa china, ¿cometería un delito?
He aquí la importancia de esa visual que nos llega del Metaverso de Stephenson al Nuevo Mundo. Uno en el que habrá megacorporaciones, corporaciones, desarrolladores contratados, freelancers y también zonas donde los desarrolladores oscuros en megabandas cibercriminales, emprenderán el desarrollo de sus propias ciudades informativas, con sus propias normas y leyes.
Esa es la razón por la que hay un billón de virus maliciosos, ellos son los responsables de todo lo que está sucediendo a nivel de brechas de seguridad, cada hora se lanzan veinte mil programas para entrar a sus computadoras y dispositivos, más de 300 por minuto y seis cada segundo. Se trata de un ejército de cientos de miles que trabajan literalmente las 24 horas para encontrar sus puntos débiles y es allí, donde las corporaciones, usted y su familia estarán más expuestos.