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EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ - El Metaverso de Stephenson
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- Luis Rivases
El Metaverso de Stephenson
“¿Si tú eres un pirata informático?” pregunta una clienta “¿Cómo es que terminé siendo repartidor de pizzas?” respondió Hiro, el protagonista del libro. Un desempleado y arruinado repartidor de pizza, poco antes de darle a la chica que hizo la pregunta, su tarjeta de presentación.
Es así como Neil Sthepenson, el escritor de la novela Snow Crash de ciencia ficción - influenciado como los grandes autores por la inteligencia y el espionaje -y asesor de Jeff Bezos en su proyecto espacial, acuñó en 1992 el término Metaverso de la boca de Hiro, un Pirata informático independiente o “vagabundo talentoso” quien entre otras cosas pertenecía como auxiliar de respaldo y corresponsal independiente a la Corporación Central de Inteligencia y especialista en inteligencia de software, como guiño a un futuro en el que las corporaciones se harían cargo de casi todo.
Lo primero que tenemos que hacer es situar a Stephenson, nacido en 1959 justo en la generación que crea el movimiento literario del Ciberpunk a partir de 1977 profundamente influenciados por autores del NewWave, por lo tanto, todos tienen en común al protagonista pirata informático, al mundo distópico, el ocaso de los gobiernos y el surgimiento de las mega corporaciones. Por esa razón, en ese mundo ciberpunk, la gente no está muy segura “de lo que significa la palabra Congreso” ya que el gobierno ha colapsado y la C.I.A había dejado de ser agencia gubernamental, para pasar al sector privado, aunque sigue estando en Langley, Virginia y todas las policías del mundo eran pagadas con tarjetas de crédito, al igual que el espionaje o eran franquicias dependiendo del poder adquisitivo de sectores. MetaCops es la más grande y para el público general mientras que WorldBeat lo es para contratos exclusivos. En el caso de Hong-Kong lo hacían con robots, algunos tenían miles de drones de espionaje y no podía faltar el guiño de NarColombia, que: “no necesita seguridad porque la gente tiene miedo de pasar por delante de la franquicia a menos de cien millas por hora” enfrentada a NovaSicilia a sangre y fuego, en señal de que hay cosas que no cambian.
No se trata en realidad de prejuicios del autor contra un grupo determinado, sino más bien de estereotipos basados en aquel presente de 1992 en el que los ninjas de la década anterior abundaron tanto como los vampiros de la primera mitad del siglo XXI y Pablo Escobar Gaviria salía en las noticias diariamente bombardeando las ciudades, como en efecto fue transcrito veladamente en el libro mientras Italia ardía en llamas por el proceso contra la Cosa Nostra y el asesinato del famoso juez Falcone en Sicilia, también haciéndolo volar con una bomba de mil kilos en su coche. Por lo tanto, se trataba más bien un recurso interesante de Sthepenson, para hacer creíble la sociedad del futuro, al lector de aquella realidad.
A diferencia de Jeff Bezos o Elon Musk quienes lo leyeron en la década de los noventa, el libro visto por un joven de hoy dejaría tantas interrogantes como situaciones plausibles y su estética sería vista de la misma manera que el programa piloto de Viaje a las Estrellas, donde se está a siglos en el futuro, el cuerpo es descompuesto en moléculas para viajar por el espacio, pero aún se consultan y archivan carpetas de papel, y las computadoras son repisas con bombillos de colores que hoy carecen completamente de sentido.
Lo mismo le ocurriría a la generación actual del blockchain y el IoT (Internet de las Cosas) con Hiro, cuando en las primeras páginas entrega una tarjeta de presentación o es necesario (en el futuro), un número de telefonía fija e insertar una tarjeta de crédito en una ranura de la computadora repleta de cables. Pero repito, se trata de recursos del autor para que el lector de la época se convenza de que el futuro, es algo tan tangible como su presente. A partir de allí es que nos introduce al Metaverso y para explicarlo, lo primero que hay que decir es que no se trata de un juego.
Stephenson nos relata que las personas de pocos recursos viven en conteiner de una compañía de almacenamiento llamada U-Store-It, que es simplemente un storage, donde los que tienen más recursos almacenan sus trastos viejos y a partir de allí se convirtieron en guetos, mientras que la clase media sigue viviendo en los suburbios. Hiro vive entonces en su espacio de paredes de latón de 20 por 30 y el mobiliario está compuesto por un futón japonés que no es otra cosa que un colchón en el piso, una paleta de carga a manera de mesa nipona y muebles de cemento, pero a diferencia de esta realidad, existe otra, el Metaverso.
Si en la vida real habita en un contenedor con piso de cemento, en el Meta Universo vive en una gran casa como buen príncipe guerrero, en uno de los barrios desarrollados en las primeras etapas del MetaUniverso que ahora está compuesto de 65.536 kilómetros cuadrados de edificios, calles y avenidas, lo que es “considerablemente más grande que la tierra”. Se trata por ende de un mundo alternativo o de un Meta Universo, es decir que va más allá del Universo en el que habita en la vida real y pasa más tiempo en el virtual, que en el real. Y aquí viene la parte interesante, todo aquel que está capacitado para programar, puede contribuir al desarrollo de su ciudad y hacerla evolucionar, así como las grandes corporaciones pueden hacerlo en grande, siempre que todas pidan permiso al grupo corporativo llamado GMPG o Global Multimedia Protocol Group, sin cuyo permiso, nadie puede entrar al MetaVerso y es la que coloca en un fondo todos los ingresos que cobra, para seguir fomentando la vida en ese universo alternativo.
Pero la gran paradoja, es que el MetaVerso como plataforma de juegos masiva al estilo de Stephenson tardará mucho más tiempo en llegar, que la masiva concentración de información necesaria para llevarlo a cabo. Es decir, en este momento nos encontramos en esa fase inicial de construcción de la información, pues para que ocurra lo segundo a esos niveles, es necesario la existencia de millones de programadores capaces de contribuir a ese universo.
Por lo tanto, debemos hablar de los riesgos de esa Meta Información y cómo cambiará nuestro mundo, porque ya existen al menos 24 millones de programadores corresponsales haciendo upload de información, existen las gárgolas que envían hasta el más mínimo detalle a la nave nodriza por inútil que sea y también los libreros demonios.