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La primera gran guerra mundial social (II) - Las élites a la cabeza de los grandes conflictos

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National Library of Scotland

Tom Luigers

Si en vez de seccionar la historia la viéramos por episodios de una serie de Netflix llamada: “La Gran Guerra por el Orden Mundial”, observaríamos que lo que llamamos la Primera y Segunda Guerra Mundial no existieron tal y cómo las estudiamos, sino que fueron el resultado de una guerra imperial prolongada durante mucho más de 50 años y que terminó en una contienda general y masiva durante los siguientes 50.

Pero a su vez entenderíamos que son capítulos de un mismo proceso y no historias por separado. Pero hay otra culpa del ego generacional de muchos historiadores y es la propensión a echarle la culpa siempre a un solo hombre, sea Napoleón, Adolfo Hitler o Vladimir Putin. Si analizamos a los principales mariscales de campo, alemanes en la segunda parte de la Gran Guerra Mundial, nos encontraremos con apellidos como von Bloomberg, von Bock, von Brauchitsch, von Kluge, von Leeb, Reichenau, Rundstedt, Witzleben, Böhm-Ermolli, von Kleist, von Weichs, von Greim y el más conocido de este grupo von Richthofen.

¿Qué tenían en común? Todos eran aristócratas y nobles nacidos en el seno de la casa imperial. Pero eso no era todo, el famoso “zorro del desierto”, Erwin Rommell, era hijo de una aristócrata noble -Von Luz- y su abuelo diputado a las cortes y gobernador del Rey, el resto de los archiconocidos, eran hijos de empresarios, propietarios de clase media alta como Keitel o hijos de diplomáticos y gobernadores imperiales como Goering.

¿Quiénes eran los ministros del gabinete de Hitler? El famoso Hjalmar Schacht de la cartera de Economía y Banco central, hijo de una baronesa. Y seguimos con los más famosos y longevos Von Ribbentrop en Asuntos Exteriores y von Krosigk en Finanzas, hijo de una condesa. Si los analizamos en la marina de guerra, pues todos hijos de nobles, empresarios, políticos y las élites del imperio.

Por otra parte, hay que estar en sus cabezas, cuando en 1919 los comunistas entraron al palacio imperial ruso y fusilaron al zar Nicolás II, expulsando y asesinando a todos los nobles. Los alemanes comprendieron que serían los siguientes, así que siendo todos ilustres e imperialistas por definición y habiendo entrado al ejército imperial, no apoyaron a Hitler y a su partido como suponemos, sino que todos sus intereses coincidían. Ninguno era joven e idealista, todos ellos eran hombres maduros que habían superado los 40 años cuando se cruzaron con Hitler y aunque la historia machacara al súper hombre, el caudillo fue solo un medio, una herramienta para lograr el mismo fin para todos, sobrevivir y volver a colocar a Alemania en el lugar que le correspondía.

Ahora veamos la historia a partir de esos intereses. El imperio ruso ha tomado el control a la fuerza de unas nuevas repúblicas donde a Ucrania la ha llevado a la hambruna, ya tiene control de Bielorrusia y ha ocupado con subterfugios Lituania, mientras ha tratado de unirse a los franceses y británicos en contra de Alemania.

Eliminemos de la ecuación a Hitler. ¿Qué pensaría la Cancillería alemana? Antes hay que aprender un poco sobre quien es quien. Antes de Von Ribbentrop, estuvo ocupada por Konstantin von Neurath, hijo del ayudante de cámara del rey y nieto del canciller del rey anterior. Tres generaciones que sabían perfectamente que la guerra contra las pretensiones de Rusia era inevitable. De la misma manera los generales y mariscales alemanes sabían que si querían sobrevivir a esa guerra por el control de Europa, tenían que escoger bien el campo de batalla y lo hicieron.

La mayoría de los historiadores sostienen que se dividieron Polonia como si fuera parte de un acuerdo territorial entre Rusia y Alemania. Pero la otra verdad entre las líneas del famoso Pacto Molotov–Ribbentrop de 1939 es que ese sería el campo en el que se enfrentarían contra los rusos, y el Pacto de No Agresión fue como el apretón de manos, en el que dos hombres que se retaban a duelo, escogieron sus armas y el lugar en el que ocurriría. El resto es adorno.

Lo que ocurrió después, fue algo tan conocido que no cabe un libro más. Cada soldado alemán mató a tres europeos y soviéticos, pero los números en contra fueron sobrecogedores y terminaron derrotados en la segunda vergüenza y ocupación de las fuerzas extranjeras en su territorio.

Y allí acabó todo. ¿O no? La historia de la reunificación alemana y la forma en la que se adueñó de Europa sin disparar una sola bala en apenas 20 años es en extremo interesante para los escolares. ¿Pero qué significa para los rusos?